con SOCIETAT DOCTOR ALONSO – TOMÀS ARAGAY
Llegamos a Avinyó y vamos directos a Cal Gras, el espacio de residencia y creación que nos acogerá durante los tres días de germen. Hemos llegado más temprano de lo que pensábamos y Quim y compañía aún están adecuando los espacios para que nosotros podamos entrar, así que decidimos ir a dar una vuelta por el pueblo y, tomando algo, hacer la primera presentación tanto del proyecto cómo de los integrantes del germen. Desde que empezamos a idear el proyecto queríamos que la experiencia fuese más allá que sólo de hacer un taller o un workshop: no interesaba mucho el espacio de intercambio, que los integrantes de los gérmenes tuvieran la oportunidad de conversar entre ellos y, en nuestro caso, con Tomás en los momentos de convivencia.
Así pues, la primera tarde nos sirve para hacer una declaración de intenciones y para conocernos de cara a empezar el trabajo con Tomás la mañana siguiente.
El primer día de trabajo con Tomás Aragay se basa en la observación del espacio para modificarlo. Nos sentamos todos mirando el espacio de ensayo, un espacio aparentemente neutro pero con algunas peculiaridades: la luz, algún mueble, unas puertas, etc. El ejercicio propuesto trata de modificar el espacio cambiando algún elemento. Quién quiere, voluntariamente, entra en el espacio y propone. A continuación otra persona evoluciona la propuesta, siempre muy cerca de la primera y a favor, nunca negándola. Trabajamos mucho la observación del espacio y ser justos en cada propuesta. De repente, casi sin querer, después de tres movimientos, el espacio se modifica completamente y aparece una posibilidad, un camino, un inicio. Por accidente. El accidente siempre nos da una dirección interesante. Los impases son un buen lugar desde el que empezar a generar; no buscamos significado, este aparecerá e irá definiendo el código. Y también aparece la casualidad casi mágica: el espacio está siendo trabajado en una dirección pero una nube tapa el Sol y cambia la luz de la sala, de repente todo toma otro significado, otra dirección que nadie había pensado ni propuesto pero que aceptamos y evolucionamos.
El domingo 1 de octubre por la mañana damos las primeras horas para que quién quiera pueda desplazarse a votar: a la vuelta el ambiente es extraño. A parte de lo que hemos podido ver en nuestros colegios nos llegan noticias nada agradables de lo que ha ido pasando durante la jornada. Tomás entiende la situación y decide reconducir un poco el germen. A partir de ese momento ya no trabajaremos más sobre el espacio sino sobre las palabras. Tomás nos explica que en un momento dado, con su compañía, vieron que estábamos perdiendo el significado de las palabras, que las usábamos sin saber que quieren decir. No sólo que quieren decir sobre un diccionario, sino que significan para nosotros, para nuestro entorno. Así, durante dos años, idearon un modo de investigar sobre el significado del lenguaje de una manera activa y presente: el ejercicio del desenterrador de palabras.
https://eldesenterrador.com/
Así siguió el germen, hicimos excavaciones de palabras, unas excavaciones con unas normas concretas que propician, cómo ya habíamos hecho con el espacio el primer día, siempre ser muy sinceros e ir a favor de las propuestas e intuiciones. Palabras cómo discurso, fidelidad, aceite, invisible o violencia fueron cuestionadas, investigadas, desmembradas y observadas: excavadas. No damos por hecho que conocemos el lenguaje, la palabra y menos la respuesta.
Una palabra no aparece sola, tiene todo un ecosistema a su alrededor.
No buscamos directamente la creación, la creatividad. Debemos trabajar con una metodología: busquémosla y la creatividad aparecerá. De la técnica al arte.
Llegamos poco a poco delante de la puerta metálica de la Nau Ivanow. Muchas caras son familiares. Algunas no. Y empieza el encuentro.
Manel se presenta y riéndose comenta que casi que no haría falta hablar de las “Bullangues”, que podríamos hablar de hoy, que la revolución popular está al orden del día.
Cogemos los coches y nos vamos hacia el Konvent, a Can Rosal. Un antiguo convento que pertenecía a una antigua fábrica textil abandonada. Espacios enormes y mucha tranquilidad.
Nos instalamos en las habitaciones, nos ponemos el chandal y empezamos.
Manel nos habla de lo que son las “bullangues”. Cómo, durante el siglo XIX, los catalanes y catalanas (y sobretodo Barceloninos) se revoltaron contra el sistema absolutista que los asfixiaba. Hablamos de Fernando VII y Mari Cristina (no la que “me quiere gobernar”, la otra) y de las guerras carlinas. Y algunos entendemos un poco más este fragmento de historia que siempre nos ha parecido un poco caótico. Nos ponemos de pie. Hablamos de creación actoral. Como la actri, solamente con su cuerpo y su voz, tiene las herramientas suficientes para explicar cualquier historia. Y como ampliar estas herramientas con el uso de un coro de actores y actrices construyendo un relato conjunto.
Trabajamos el thiasos (coro griego) para encontrar una energia comuna y nos ponemos a jugar para encontrar maneras de relatar de forma colectiva aquella historia de revoluciones.
Por la noche Manel baja a Barcelona, sus animales domésticos no se vigilan solos… y los demás nos quedamos en el Konvent. Cena a las 21h. Tenemos media hora aún así que pedimos unas cervezas y nos presentamos entre nosotros. “¿Y tú? ¿Qué has hecho? ¿Dónde has estudiado? ¿Con quién has trabajado?” Y nos reímos mientras conocemos las particularidades de cada uno. Y CENAMOS! Boniatos al horno y crema de setas, carne asada y de postres, yogures ecológicos y pastel de manzana. Buenísimo. Comer en el Konvent es un placer enorme.
La mañana siguiente trabajamos solos. Manel nos ha dejado dos instrucciones: en dos grupos tenemos que explicar la primera “bullanga” y los motivos que la provocaron, utilizando nuestros cuerpos, nuestras voces y todos los recursos actorales que seamos capaces de utilizar para contar la historia. Y nos ponemos a jugar. Descubrimos el jardín del konvent y aprovechamos el sol de setiembre. Nos aprendemos los unos a los otros, las propuestas, las bromas, las maneras de trabajar.
Comemos como unos reyes. Y llega Manel. Le enseñamos todo lo que hemos trabajado por la mañana. Se ríe y nos felicita. Seguimos trabajando. Nos ayuda a desarrollar los personajes que hemos trabajado por la mañana. Y es un placer verlo trabajar. La pasión que desprende y el amor hacia este oficio es inspirador.
Por la noche, después de la cena, hay un concierto al Konvent. Este espacio es maravilloso. Nos encontramos, sin saberlo, con un cantante americano que acaba de llegar del Mercado de Música Viva de Vic y que nos hace un concierto casi particular.
Y el día siguiente és sábado. Sábado 30 de setiembre, trabajamos por la mañana, siguiendo las indicaciones de Manel del día anterior y después de comer, volvemos a casa. Algunos se van corriendo a pasar la noche a su colegio electoral. El día siguiente será movidito.
Y el día 1 es movido. Mucho.
Y el día 2 volvemos a tener sesión de trabajo, ahora ya en la Nau Ivanow. Y el día anterior ha sido muy movido. Y nosotros estamos hablando de las “bullangues” y la bullanga está sucediendo en nuestras calles, la estamos escenificando nosotros mismos. Intentamos reconducir el trabajo para conectarlo con nuestra realidad.
Y el día 3 paramos, porque todo el mundo se para. Porque la sociedad se para, necesita protestar ante tanta violencia.
Y finalmente el día 4 mostramos el pequeño germen generado aquellos días y disfrutamos del germen que se ha generado por el trabajo guiado por Tomàs Aragay. A pesar de la dificultad del momento, nos encontramos, hablamos de teatro y de política y de arte.
La experiencia vivida nos ha permitido crecer artística y personalmente a través del trabajo colectivo, guiado por Manel, pero también a través del encuentro, del intercambio, de cocinar juntos el “pa amb tomàquet” de la cena.
